La gran preocupación del P. Palau durante sus últimos años consistió en dar consistencia y unidad a las comunidades. Realizó diversos cambios. Deseaba que en cada una estuviera el personal idóneo. Luchó contra elementos que sembraban discordia. A alguno tuvo que enfrentarse personalmente. Llamarle a realizar un profundo cambio en su vida. No sólo en su comunidad. Allí Francisco Palau le confió el complejo de Es Cubells. Popagador de calumnias. Incluyendo al fundador. Cansado de sufrir desprecios Palau comenta a Gabriel Brunet -1867-: Martín me critica, murmura y abusando de la confianza que he puesto en él me ha excluido del gobierno. Me dicta leyes. Me instruye sobre la conducta que he de guardar. Me trata de escandaloso porque vivo solitario. En una palabra, se constituye en mi juez. Y lo ejecuta.….Recoge dinero, lo esconde. Aleja a las Hermanas de la orientación de sus directores y se la arroga a sí mismo. ¡¡¡Uff!!! ¡Qué tipo!…. Yo callo, sufro, lloro, oro y espero para volver a buen camino a un extraviado….Yo no tengo ni tendré para vosotros… sino corazón de padre. ¡Hombre entrañable sobremanera pese a su austera apariencia!
Y añadía en la correspondencia de la temporada.
Mi amor para con vosotros tiene lleno mi corazón… Me hallaréis siempre en paz, amigo, de buen humor… El amor a vivir por vosotros y para vosotros me mueve a cuidarme un poco… Ésta es la sola vez que al subir al Vedrá no he podido llevar, apenas, el peso de mi cuerpo…Yo moriré fiel a los que Dios me ha dado por hijos, aunque estos me vendan… ¡Admirable, este hombre!
El hermano Martín se halla inutilizado… por la tisis incurable que le consume y resiste a todos los medicamentos… Y cuando el mal humor le arrebata… no puede dominarse a sí mismo. Yo para ver si los aires de S. Honorato le probaban, lo envié allí.
Palau hizo todo lo posible para rehabilitarlo. Lo nombró administrador del semanario, El Ermitaño. Dirigido por él. Francisco retiró su nombre de la redacción para que el hermano figurara como corresponsal del rotativo. Le escogió como compañero para su segundo viaje a Roma. -1870-. Por fin, la hostilidad del hermano fue vencida por el preferente y solícito trato del fundador. ¡Evangélicas actitudes! A imitarlo toca, ¿Verdad? De todos modos, muerto éste volvió a las andadas.
Inculca a sus hijos/as, Palau, los objetivos de la familia A la vida de retiro y oración se ha de unir el servicio eclesial: Se ocuparán de los actos de caridad que las necesidades de la Iglesia dicten. Tales como la enseñanza, cuidado de enfermos, etc. Las dos actividades propuestas son como paradigma demostrativo. No exclusivo. Las posteriores, quedan incluidas en las necesidades dictadas por la Iglesia. O en el etc. conclusivo de la frase.
Así lo ha entendido su familia religiosa. Hoy, también, ¿No es así? A lo largo de la historia asumieron aquellas actividades en consonancia con esta directriz. Según sus posibilidades reales, también.
Las seis comunidades de hermanos existentes a la muerte del Padre Palau, reforzaron sus efectivos y afianzaron su organización. Pocos meses después de fallecer Palau, Juan, su hermano, redactaba un informe. Para el nuevo director. Enumeraba las seis casas existentes y los miembros que las conformaban. Eran 26 hermanos en total. La más numerosa, la de Vallcarca, con 7 miembros. La más reducida, la de Es Cubells, con 2. La localización de las comunidades en Baleares y Cataluña favoreció el gobierno y la unidad. No el desarrollo numérico del colectivo. ¡Vaya!
Conocieron, los hermanos, momentos de relativo esplendor. Dentro de su modesta consistencia. Fue apreciada su labor docente y de asistencia sanitaria. Se admiró, en su entorno, su vida abnegada y penitente. Resonancia menos frecuente, a día de hoy, en situaciones similares.
Decayeron paulatinamente en el siglo XX. Los años de la república y de la contienda española significaron su lenta agonía. No lograron sobrevivir a la prueba. Más que sorpresa, resultó una considerable pérdida.
Tan cercana al padre, al maestro, al líder, la familia de ayer, tiene la misión de referente para la actual. Con vocación común, en situaciones diferentes, ¿Verdad?